Este protocolo no se trata de reducir los efectos perjudiciales del consumo crónico y excesivo de alcohol. Ninguna intervención nutricional puede eliminar los peligros para la salud asociados con el consumo excesivo de alcohol a largo plazo. Más bien, este protocolo pretende proporcionar estrategias que pueden minimizar algunos de los efectos nocivos (es decir, la resaca) que surgen de casos aislados de exceso de alcohol.